¿Puede un laico predicar la homilía en Misa?

¿Puede un laico predicar la homilía en Misa?

El Código de Derecho Canónico de 1983, donde están reunidas las normas que rigen a la Iglesia universal, establece que solo los ministros ordenados como el sacerdote o el diácono tienen la facultad de predicar la homilía. Aunque el mismo código señala en el canon 766 que “los laicos pueden ser admitidos a predicar en una iglesia u oratorio, si en determinadas circunstancias hay necesidad de ello, o si, en casos particulares, lo aconseja la utilidad, según las prescripciones de la Conferencia Episcopal”, también se precisa que todo esto es posible “sin prejuicio” de lo establecido por el canon 767§1. Este canon, el 767§1, señala que “entre las formas de predicación destaca la homilía, que es parte de la misma liturgia y está reservada al sacerdote o al diácono”.

Asimismo, en el año 1987, el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, con la autorización del Papa San Juan Pablo II, contestó a una serie de preguntas, entre las cuales estaba la siguiente: “Si el Obispo diocesano puede dispensar de la prescripción del can. 767, § 1, que reserva al sacerdote o al diácono la homilía”. La respuesta fue: “Negativo”. El 15 de agosto de 1997, el Vaticano publicó la instrucción titulada “Sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes” en el que se trata, entre otros, el tema de la homilía. El documento fue aprobado por ocho dicasterios entre los cuales están las congregaciones para el Clero, para la Doctrina de la Fe, la del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; y los pontificios consejos para los Laicos, y para la Interpretación de los Textos Legislativos. En el texto se señala que la homilía “es parte de la misma liturgia” y “durante la celebración de la Eucaristía, se debe reservar al ministro sagrado, sacerdote o diácono. Se excluyen los fieles no ordenados, aunque desarrollen la función llamada ‘asistentes pastorales’ o catequistas, en cualquier tipo de comunidad o agrupación”.

El documento explica inmediatamente la razón de esto: “No se trata, en efecto, de una eventual mayor capacidad expositiva o preparación teológica, sino de una función reservada a aquel que es consagrado con el Sacramento del Orden, por lo que ni siquiera el Obispo diocesano puede dispensar de la norma del canon, dado que no se trata de una ley meramente disciplinar, sino de una ley que toca las funciones de enseñanza y santificación estrechamente unidas entre sí”. El texto del Vaticano precisa además que tampoco pueden predicar la homilía los seminaristas no ordenados y que “se debe considerar abrogada por el can. 767 § 1 cualquier norma anterior que haya podido admitir fieles no ordenados a pronunciar la homilía durante la celebración de la Santa Misa”.

Aunque podría permitirse algún testimonio, el documento precisa que no puede tener “características tales de llegar a confundirse con la homilía”.

El texto también admite la posibilidad del “diálogo” dirigido por el sacerdote durante el sermón pero sin delegar “a los otros el deber de la predicación”. Finalmente el documento del Vaticano precisa que “la homilía no puede ser confiada, en ningún caso, a sacerdotes o diáconos que han perdido el estado clerical o que, en cualquier caso, han abandonado el ejercicio del sagrado ministerio”.

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